Una buena idea y las mejores intenciones no son suficientes para crear una empresa exitosa. La aplicación finlandesa Kutsuplus, pensada para revolucionar el transporte público en las grandes ciudades fue retirada del mercado. Y hasta aquí nada fuera de lo común, ya que todos los días nacen y mueren aplicaciones. Sin embargo, no han faltado los vociferantes de boina roja, que quieren culpar a la estrategia fiscal de empresas como Google, Uber y Amazon de este hecho. No hay ninguna conspiración en curso, simplemente la buena ejecución es un elemento indispensable.

Preludio ¿Se puede hablar de utopías posibles?

Aún entre utopías hay categorías

Helsinki, capital de la muy culta y próspera Finlandia, tiene un plan maestro para eliminar el incentivo de usar el automóvil particular como medio de transporte para desplazarse en su interior. Si los agudos planeadores nórdicos se salen con la suya, para el año 2025, esta ciudad va a contar con un sistema de transporte público que va a eliminar la necesidad de vehículos individuales. ¿Su arma secreta? Intensa planeación, modelos matemáticos y por supuesto programas de cómputo, teléfonos inteligentes y aplicaciones móviles.

Como una parte de esta visión nació la aplicación Kutsuplus ( imagino que en su idioma original hace mucho sentido). A grandes rasgos esta aplicación proporciona una plataforma de pagos única para diferentes medios de transporte. Con Kutsuplus y su teléfono inteligente un  feliz habitante de Helsinki podía obtener la mejor ruta y combinación para desplazarse por la ciudad. Detrás de esta aplicación se encuentra la autoridad de transporte y varios alumnos de post-grado de la universidad local.

Kutsuplus dejó de operar el 31 de diciembre de 2015, ya que las autoridades locales consideran que el proyecto es muy costoso y simplemente su presupuesto no alcanza para continuar.

Como información adicional y no relacionada, la Asociación de Libreros de Estados Unidos en unión con la organización Civic Economics publicó un reporte en el que culpa a las empresas de comercio electrónico, y principalmente Amazon, de debilitar la economía de las ciudades por la perdida de empleos en el sector de ventas minoristas y la pérdida de impuestos por lo espacios comerciales. 

Primer Acto Cuando las buenas ideas no son suficientes

Evgeny, de nada sirve enojarse

En entregas anteriores he hablado de Evgeny Morozov, primer activista anti-Internet,  y principal crítico de Silicon Valley. En una de sus últimas reportajes, lamenta la desaparición de Kutsuplus y a los culpables los encuentra en Silicon Valley. 

Según sus cuentas las estrategias fiscales de las grandes empresas privan a los gobiernos de los ingresos necesarios para desarrollar aplicaciones como Kutsuplus. Ya montado en su tren, Morozov piensa que existe una especie de conspiración para impedir que ideas promisorias como Kutsuplus se hagan competidores de empresas como Uber.

Morozov lleva sus argumentos muy lejos: de una aplicación promisoria como Kutsuplus vive bajo las limitaciones que impone el uso de fondos públicos y por lo tanto tiene una vida limitada. Y aquí es donde Evgeny pierde la puntería, ya que según él plataformas como Uber, tienen una capacidad ilimitada de experimentar por los fondos de inversionistas de riesgo. 

¿Qué solución propone? Según él, si los inversionistas de riesgo son sometidos a tasas impositivas elevadas, existirían recursos para aplicaciones como Kutsuplus. Sin duda no sabe como funciona el mundo de la inversión tecnológica.

En el mismo sentido se encuentra el reporte  de Civic Economics, ya que según su muy particular aritmética la existencia de Amazon y otras plataformas de comercio electrónico ha contribuido a que los diferentes gobiernos locales de Estados Unidos hayan sido privados de un billón de dólares de impuestos y la no creación de más de cien mil empleos. No han faltado los entusiastas que culpan a Amazon de la destrucción de los espacios urbanos y la creación de un desastre en el largo plazo.

¿Cuáles son las propuestas en ambos casos? Para resolver problemas actuales se están buscando recetas de otras eras pasadas: impuestos ( muchos impuestos) y regulación estatal. De acuerdo a estas buenas conciencias, la innovación tecnológica debe ser guiada por un departamento burocrático, perdido en un organigrama inmenso.

El éxito los ha puesto en la mira de muchos

Segundo Acto La innovación debe ser indomable

¿Se puede regular algo así?

Me cuesta mucho trabajo pensar que la innovación tecnológica se pueda producir desde una oficina burocrática. Los innovadores no respetan horarios, ni reglamentos, ni estatutos. Tampoco están interesados en la fotografía conmemorativa de la comida navideña con los dirigentes del sindicato.

He estado revisando la información pública sobre KutsuPlus, y si bien la idea es buena y bien intencionada, en realidad se encuentra en una etapa temprana de desarrollo y le faltan algunos elementos:

• El proyecto es más un ejercicio académico que la idea de una empresa. Hay muchos objetivos ecológicos y sociales y pocos objetivos económicos.
• No están claros los objetivos y los hitos de desarrollo del proyecto. ¿Cómo escala? 
• ¿Qué tecnologías complementarias necesita? 
• ¿Qué lugar ocupa en el ecosistema de transporte público de Helsinki?
• ¿Cuál es su competencia?

Con tantas interrogantes es difícil pensar que Kutsuplus hubiera recibido fondos por parte de un fondo de inversión de riesgo (Venture Capital). Sin embargo, no hubo impedimento para que comenzara a funcionar con fondos públicos y el experimento duró mientras la chequera resistió. ¿Corresponde al gobierno hacer inversiones de riesgo con fondos públicos? No lo creo.

Sin embargo, y como ya lo he comentado en otras ocasiones, gobiernos, administradores y reguladores, están apuntando sus baterías en contra de las empresas tecnológicas en busca de recursos perdidos, para dar respiración artificial a una estructura económica que ya es obsoleta y ha sido completamente rebasada.

Pero sin duda, la mejor forma de obtener réditos políticos fáciles en tiempos de incertidumbre es apostar en contra de las nuevas empresas. Los recaudadores de impuestos están desatados, al tiempo que los gritos de regulación son cada vez más estridentes. Vienen tiempos interesantes.

Epílogo No hay dinero que alcance para mantener una mentira verdad débil



En el pasado he comentado sobre Theranos, el startup que promete cambiar la forma en que los análisis clínicos se llevan a cabo. Con una misteriosa tecnología promete terminar con las jeringas y los procesos tradicionales. Una buena idea y una fundadora carismática, convirtieron a la compañía en un Unicornio valuado en 9 billones de dólares.

Pero simplemente la realidad ha terminado por imponerse y el gobierno de los Estados Unidos ya ordenó a la compañía suspender  sus operaciones, ya que hay un riesgo mortal para los pacientes. Aunque la compañía tiene la posibilidad de apelar, se ve difícil que puedan superar este trance.

Sr. Morozov no hay suficiente dinero de inversión de riesgo para mantener una historia sin resultados, por buena que resulte.



Negotiis Diveros

La guerra cultural silenciosa en Silicon Valley



En el pasado he comentado sobre el cambio social y económico que está imponiendo en la ciudad de San Francisco el crecimiento de las compañías asociadas a las tecnologías digitales. La llegada de un contingente joven de altos ingresos, está expulsando a la clase media baja y trabajadora de la ciudad. 

Esta expulsión se hace muy notoria en el mercado de vivienda y simplemente la renta en San Francisco por metro cuadrado excede los precios de Nueva York y Londres. Para los interesados, este enlace contiene un reportaje de fondo sobre el tema y es muy ilustrativo. En realidad este problema apenas empieza.



El recaudador de impuestos en pie de guerra



Los recaudadores de impuestos de los países miembros de la Unión Europea están en pie de guerra en contra de las empresas tecnológicas. Están peleando con uñas y dientes en contra del esquema de planeación fiscal de estas empresas y de forma lenta y paulatina están obteniendo algunas victorias.

Las grandes empresas tecnológicas utilizan un sistema muy ingenioso para planificar y reducir su carga impositiva a nivel global:

• Eligen un país que ofrece una tasa impositiva "amigable" con respecto a sus vecinos. En este caso Irlanda se lleva el primer lugar, pero no es el único país con estas prácticas.
• Se establece una empresa controladora en esas latitudes y se le transfieren todos los derechos de propiedad intelectual y de explotación de marca.
• Cada una de las subsidiarias tiene que realizar pagos anuales por el uso de esta propiedad intelectual y curiosamente estos pagos son equivalentes al 90% de los ingresos en cada territorio. 
• De esta forma la base gravable individual se reduce de manera sustancial.

En realidad es un gran esquema, pero demasiado bueno para ser cierto. Existe un fuerte movimiento a nivel global para reducir estos esquemas y se puede decir que los burócratas están desatados. 

Hay varias empresas que están buscando contener este movimiento y están realizando pagos por "impuestos atrasados". Google fue el primero, pero como se puede ver en este enlace no son los únicos.

En realidad en estos arreglos todos pierden:

• Los críticos de boina roja vociferan y chillan para denunciar que los pagos son menores a sus expectativas.
• Ningún gobierno va a resolver sus problemas presupuestales con estos pagos.
• Las empresas creen que con una muestra de buena voluntad van a detener sus problemas, lo cual es erróneo. Es imposible detener a una burocracia hambrienta y depredadora.

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