Vamos a empezar con la historia, por el final: el precio de la acción de Hewlett-Packard regresó a valores de hace nueve años y simplemente con Meg Whitman al frente de la compañía se ha depreciado en un 30%, me imagino que ya habrá accionistas afilando el hacha.

Whitman y su equipo ejecutivo tuvieron hoy una reunión con los principales analistas de Wall Street para informar sobre el plan de recuperación de la compañía y todos los indicios apuntan hacia que la prueba no fue superada. Entre las principales notas del día:

Como era predecible, Meg Whitman mencionó que HP tiene todos los elementos para iniciar su recuperación y de forma general su plan tiene las siguientes líneas:

Algunas reflexiones:

Hay que reconocer que Meg Whitman, soportó un trago amargo, y fue honesta y directa, y que el primer paso es reconocer que hay un problema. Sin embargo la solución se ve vaga y difusa y probablemente en el futuro de HP todavía hay varios sapos esperando a ser tragados por sus directivos y accionistas. Mientras más lo pienso, más me parece que el único posible futuro de HP implica una considerable reducción de tamaño y eventualmente una fusión con un compañía con mejores finanzas. Por cierto, al interior de HP todavía hay varios activos que pueden ser del interés de Microsoft, tan interesado en convertirse en fabricante de dispositivos.

Postdata I Los sonidos de Vacuus Finium

En aquellos gloriosos años de la sicodelia, el joven Steve Winwood era considerado un prodigio musical precoz y era una de las atracciones de ese vibrante y subterráneo Londres. Con su grupo Traffic obtuvo el éxito comercial, sin comprometer su visión musical. Aunque en tiempos de Justin Bieber cueste mucho trabajo creerlo, existió una época en que había exposición mediática y un mercado para composiciones complejas de diez o más minutos, con espacio a improvisación.

Hacia final de los años setenta Traffic había sido disuelto y los aires de la música popular comenzaban a soplar en otra dirección. La propuesta de hoy, es  "Arc of a diver", el segundo disco en solitario de Steve Winwood del año de 1980. 

Con composiciones sólidas y una instrumentación austera, con Winwood tocando todos los instrumentos, sin duda es uno de los grandes discos perdidos del la cultura del rock, y merece mayor reconocimiento. Casi 35 años después no se nota el paso del tiempo, y si en retrospectiva, se compara con las tendencias de la época, el Polpotismo del punk rock  o la vacuidad de la música disco, se aprecia mejor el talento de Winwood. El fotogénico Winwood se benefició de la exposición televisiva de MTV y tuvo un gran éxito comercial a mediados de los ochentas.