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martes, 22 de octubre de 2013

Distribución Digital de Música: oficialmente es un desastre


Vacuus Finium se extiende a Twitter, para comentarios espontáneos durante el día, me pueden seguir en @vacuusfinium.

Aviso

Como bien saben los amables lectores de estas páginas, soy un abierto y total opositor de la reproducción musical a través de formatos digitales comprimidos, ya que considero que no tienen suficiente calidad. Sin embargo los comentarios del día de hoy no se refieren a la fidelidad de reproducción, sino al efecto que está teniendo la distribución de música en formatos digitales en la actividad de la creación musical.

Exposición de motivos: Mitos y leyendas 

Cuando al principio del milenio el auge de Napster y los formatos musicales digitales y  comprimidos, hirió de muerte a la industria discográfica establecida , surgieron muchos apologistas que de forma entusiasta se dedicaron a decir que en realidad, se trataba de un evento temporal y que una vez que las nuevas tecnologías se estabilizaran, se crearía un mecanismo perfecto para favorecer a los creadores musicales. De acuerdo al credo políticamente correcto de ese tiempo:
  • La digitalización de la música ofrece la posibilidad de tener a la disposición del consumidor cualquier obra grabada en cualquier época, favoreciendo el desarrollo de la cultura musical. De hecho el escritor y tecnólogo Chris Anderson, en su libro "The Long Tail" desarrolla ampliamente una teoría en la que se confirman estos hechos.
  • Los problemas de las compañías discográficas son simplemente el resultado de la disrupción de la cadena de distribución y el reflejo de la desaparición del intermediario. Los verdaderos artistas van a estar en posibilidad de acercarse directamente a su público y obtener la mayor parte de los beneficios económicos de su trabajo.
  • Internet ofrece la posibilidad de crear un mercado verdaderamente global para los artistas y una audiencia masiva para su trabajo. ¿Qué tan difícil puede ser obtener un millón de seguidores entre una audiencia de un billón de personas?
  • La distribución a través de streaming, es la cura mágica a la piratería y todos sabemos que eventualmente el público va a estar en la disposición de pagar un precio justo ( whatever that means) por disfrutar la música de su agrado.

Para aquellos interesados en las buenas historias, les recomiendo esta nota de Diego Manrique, crítico musical del diario español El País.

Evidencia uno: ¿en dónde quedó el dinero?

El gran músico David Byrne, innovador musical desde finales de los años setenta con su grupo Talking Heads, escritor y cineasta, sorprendió al mundo cuando a través de una colaboración en el periódico The Guardian, denunció al servicio de streaming Spotify, como una amenaza a la subsistencia de los músicos. ¿Cuáles son los argumentos de Byrne?:
  • El esquema de pago de regalías de Spotify es simplemente ridículo: la reproducción, un millón de veces de una composición, le genera a su autor la sorprendente cantidad de 17 dólares y no es broma.
  • Los miembros del grupo Daft Punk, el éxito popular del verano, van a recibir la fabulosa cantidad de trece mil dólares por cabeza, en reconocimiento a que una de sus composiciones se reprodujo cien millones de veces.
  • Detrás de estas cifras, se encuentra un complejo entramado de leyes de copyright, contratos de compañías discográficas y prácticas arcaicas de industria.
  • La cruda realidad es que un artista, que vendía una modesta cantidad de cinco mil discos al año, simplemente no tiene forma de reemplazar ese ingreso participando en un servicio como Spotify. 
  • Es fácil entender porque este servicio está sufriendo una pérdida de talento, y algunas vacas sagradas (AC/DC o Led Zeppelin) ni siquiera los toman en cuenta.
  • Para Byrne, quien retiró todo su catálogo de Spotify, simplemente ve un futuro vacío y con nula creación musical. Ouch

Evidencia dos: La falta de variedad en un mundo chato ó Chris Anderson cómete mis pantaloncillos

La supuesta variedad proporcionada por la infinita fonoteca digital, es solo un mito, al igual que la teoría de "The Long Tail". El divertido bloguero Bob Lefsetz ( vale la pena seguirlo), compartió cifras sobre las ventas legales de música digitalizada en 2011:
  1. Se vendieron ocho millones de tracks diferentes.
  2. El 94% vendieron menos de cien copias cada uno ( no es error de escritura).
  3. De este grupo el 32% vendió únicamente una copia ( tampoco es un error de escritura)

Al veleidoso consumidor le importa muy poco la variedad y la diversidad, simplemente todos escuchan lo mismo. Los niveles de concentración en estos mercados es simplemente indescriptible, la verdad estas cifras me deprimieron.

Turno para la defensa

Los comentarios de David Byrne, han creado en el mundillo musical una gran controversia y las respuestas no se han hecho esperar:
  • Dave Allen, fundador del grupo británico Gang of Four, tesoro olvidado de finales de los setenta, critica a Byrne, ya que en su opinión su análisis ignora la creación de nuevos mercados y la posibilidad de llegar a una audiencia nueva. Buenas opiniones, lamentablemente la evidencia empírica no lo soporta.
  • Y una vez más, Bob Lefsetz entra a escena y le pone una tunda virtual a David Byrne. En opinión de Lefsetz, el músico escocés simplemente tiene que adaptarse a los nuevos tiempos y dejar ir las prácticas del pasado, mismas que en opinión de este escritor esquilmaban al consumidor.

Cierre del fiscal

Más allá de cuestiones temporales, como lo pueden ser el pago de regalías, creo que los resultados que está teniendo la distribución de contenido musical en formatos digitales, en la creación musical son devastadores:
  • Concuerdo totalmente con David Byrne, y la falta de una retribución adecuada para los creadores, eventualmente va a tener como efecto una disminución en la creación de nuevas obras, así de simple y sencillo.
  • Y lamentablemente hay evidencia empírica que soporta esta aseveración. El fin de semana pasado, estaba haraganeando en Amazon, viendo los lanzamientos de nuevos discos para fin de año. Es cierto que hay nuevas ofertas musicales, pero es muy clara una tendencia que existe de hacer lujosas reediciones de obras consideradas "clásicas", y todas ellas en precios muy superiores a los cien dólares. De acuerdo a lo que ví, en mi gran bolsa de compras para el fin de año, van a predominar obras grabadas hace varias décadas.
  • Me parece evidente que esta continua recreación del pasado, tiene un efecto en la difusión de trabajos contemporáneos. Sin embargo, hay un público ávido por pagar por esta recuperación continua de los tiempos de ayer.

Pero si a las cifras nos vamos, realmente al gran público le tiene sin cuidado la creación contemporánea, ya que la gran mayoría es feliz, viviendo en un espacio presente muy limitado. Es cierto que la "gran fonoteca universal" existe, pero muy pocos le están haciendo caso. I rest my case.

Postdata I Los sonidos de Vacuus Finium

El día de hoy voy a hacer dos recomendaciones, obras en las que trabajaron los músicos mencionados en la nota de hoy y casualmente ambos trabajos son del glorioso año de nuestro señor de 1979.

En primer lugar quiero recomendar el disco "Fear of Music" del grupo Talking Heads, encabezado por David Byrne. En este disco, el grupo comenzó a integrar influencias africanas y de ritmos funk, y presenta composiciones que reflejan la paranoia y sicosis de Nueva York a finales de los setenta. En la composición "Heaven", Byrne describe al cielo como "el lugar en dónde nunca ocurre nada y que es como un bar en el que la banda solo toca mi canción favorita, una y otra vez". ¿Premonición acaso? Disponible en iTunes.

La otra recomendación es el disco "Entertainment!" del grupo británico Gang of Four, una de las obras maestras perdidas del rock. Formado por estudiantes de arte, con claras tendencias izquierdistas, el grupo presenta una música de ritmos rápidos, en el que bajo eléctrico toma un lugar melódico totalmente inusual para la época y que se complementa con el violento ataque de dos guitarras eléctricas. En sus letras Gang of Four, critica a una complaciente sociedad británica sometida a una cultura de consumo y alienación, en la que "la guerra de guerrillas, es una nueva forma de entretenimiento". Este era el soundtrack de los primeros años de Tatcher. También disponible en iTunes.

Las recomendaciones de hoy las escuché en vinil, con las primeras ediciones de 1979.



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