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domingo, 24 de agosto de 2014

Oportunidad: se cambia utopía por aire acondicionado



Vacuus Finium se extiende a Twitter, para comentarios espontáneos durante el día, me pueden encontrar en @vacuusfinium. 

Preludio: Diversión y purificación con arena en la ropa interior

El Festival de Arte Burning Man comenzó en el norte de California en 1986, como el acto de unos cuantos artistas locales para retraerse de la rutina cotidiana y hacer una ceremonia simbólica de purificación espiritual, mediante la quema de una figura antropomórfica de paja.

El Festival con el tiempo fue atrayendo una audiencia cada vez mayor y terminó mudándose al desierto de Nevada, propiamente en las afueras de la ciudad de Reno. Como tal, el festival es un evento que dura un par de semanas y se espera que los asistentes acampen en el desierto y durante el día se desarrollan múltiples actividades artísticas y culturales. 

Y cuando cae la noche, en un lugar en el que no hay iluminación artifical, digamos que cualquier cosa puede ocurrir y para algunos comienza la diversión. Al final del festival, se sigue quemando la figura antropomórifica de paja. Este enlace incluye una crónica realizada en 1993 por el escritor Bruce Sterling para la revista Wired, y es una buena forma de entender el espíritu de este festival.

El Festival Burning Man recoge el espíritu de las fiestas sicodélicas de los años sesenta, los festivales de rock de la misma época y de los raves de música bailable de los años ochenta. Su filosofía es totalmente libertaria y utópica, y está completamente prohibido la venta de cualquier mercancía, incluyendo el trueque y se espera que cualquier necesidad, sea resuelta de forma altruista por la comunidad. 

Existe un decálogo de comportamiento, y además de la promoción de una economía solidaria, se establecen obligaciones con el ambiente y cuestiones similares. Salvo el infernal calor desértico, el asunto suena a un mundo de caramelo.

Me imagino que mientras más joven sea el lector, más atractivo le resultará el paquete y con el paso de los años se ha convertido en una especie rito de crecimiento entre los estudiantes universitarios norteamericanos, e inclusive de otros países. El Festival se lleva a cabo la última semana de agosto, y en su edición 2014 se espera la asistencia de 70,000 entusiastas festivaleros.

Algunos de los principales protagonistas del mundo de la tecnología fueron participantes y así se sabe de la asistencia de unos muy jóvenes Larry Page, Sergei Brin, Mark Zuckerberg y sus minions, entre otros. Elos Musk, el genio detrás de los automóviles eléctricos Tesla y los viajes espaciales Space X, ha sido muy enfático en decir que para entender la cultura de Silicon Valley, hay que entender la cultura de Burning Man.

Acto Único: Oiga doctor, devuélvame mi rebeldía

¿Qué nos quiere decir Elon Musk? Siempre ha sido muy evidente la afinidad entre la cultura de los años sesenta y el desarrollo de las tecnologías electrónica, computación digital y comunicaciones y sobran las evidencias anecdóticas:
  • Steve Jobs era uno de los mayores coleccionistas de grabaciones en directo no autorizadas de Bob Dylan, y siempre consideró su experimentación con el LSD como un factor que había contribuido en su éxito empresarial.
  • El mismo Jobs decía que hubiera sido bueno que Bill Gates formara parte de la experimentación sicodélica. Pero si bien no se sabe mucho de las sustancias que se consumían tras bambalinas en la naciente Microsoft, lo que es bien conocido, es la afición del cofundador Paul Allen por el rock de los años sesenta y por ser uno de los principales coleccionistas de memorabilia del guitarrista Jimi Hendrix en el mundo.
  • Para acomodar su colección de memorabilia Paul Allen construyó su Museo del Rock en la ciudad de Seattle, y que por cierto comparte espacio con el Museo de Ciencia Ficción, que almacena los objetos de su otra obsesión.
  • Y por cierto, tampoco se puede obviar la influencia de la ciencia ficción en el desarollo de la tecnología, y gente como Jeff Bezos de Amazon y el mismo Elon Musk se cuentan entre el grupo de niños que soñaron en llegar al espacio, y en la búsqueda de su sueño crearon tecnologías que cambiaron el mundo.
Pero más allá de las historias anecdóticas, resulta hasta cierto punto razonable la influencia de la contracultura de los años sesenta en el mundo de la tecnología:
  • Dado que la ciudad de san Francisco fue el epicentro de la contracultura de los años sesenta, al tiempo que los principales avances tecnológicos ocurrían en Silicon Valley a no más de cuarenta kilómetros, se puede decir que ocupan el mismo espacio geográfico.
  • La contracultura de los años sesenta fue una reacción al conformismo y uniformidad de la sociedad americana después de la Segunda Guerra Mundial, caracterizada por las cenas frente al televisor, el corte de cabello casi militar, los obreros cantando "aijó, aijó" para trabajar en organizaciones piramidales y de una rígida estructura burocrática.
  • ¿No es esta forma de pensar un aliado para los desarrolladores de tecnologías para  eliminar los trabajos repetitivos, fomentar la ccoperación, eliminar fronteras y crear la estructuras horizontales para el "aquí y ahora"? Han pasado muchos Edward Snowden y muchos Newsfeed de Facebook desde la última vez que fue creíble que la tecnología podía hacer mejor el mundo, pero alguna vez, así fue.
Y desde este punto de vista se puede estar de acuerdo con que una comunidad libertaria, sin grandes reglas ni restricciones y con total espacio para la creatividad libre como Burning Man representa el mejor espíritu del Silicon Valley original.

La mala noticia es que del Silicon Valley original, queda muy poco y según algunos indicios, ya contagió al Festival Burning Man. Esta semana causó revueló un artículo aparecido en el NY Times, en el que se critican las nuevas formas que ha ido adquiriendo este festival.

Muchos de esos visitantes como pobres estudiantes, han regresado ya como titanes de industria y lo han hecho con un nuevo estilo, digamos que algo alejado de un espíritu solidario e igualitario. Hace dos años, Mark Zuckerberg escandalizó a los políticamente inmaculados al llegar a festival en helicóptero a hacer una breve visita. Y al parecer no es el único de sus colegas en hacerlo.

Pero lo que de alguna formó colmó el plato, es que para la edición de este año, se han llevado las cosas al extremo, mediante la creación de varios campamentos, pero con todas las comodidades del mundo exterior. Nada de sanitarios colectivos ni comidas frías y desconexión del mundo sin Internet. 

Para los felices clientes de estos servicios existen cómodas instalaciones, con aire acondicionado, conexión satelital, alimentos preparados por chefs de primer nivel y fiestas amenizadas con modelos importadas directamente de Nueva York. ¿Precio del paquete? Aquí tengo una buena noticia, ya que estas maravillas están disponibles por la risible cantidad de 25,000 dólares, por persona. La mala noticia es que todos los lugares están vendidos, por lo que aquellos lectores que se entusiasmaron tendrán que esperar hasta el próximo año.

Inmediatamente las posiciones se han polarizado y existen dos bandos:
  • El de los políticamente inmaculados que culpan una vez más a Silicon Valley de ser el ejemplo de la desigualdad económica y que de la misma forma que están acabando con la ciudad de San Francisco y están expulsando a los pobres de la ciudad, están fastidiando la fiesta en el desierto.
  • Y el muy minoritario bando de los que no le dan importancia a los chefs privados y dicen que a final de cuentas hasta los privilegiados participan en las actividades comunales bajo el pleno rayo del sol y afuera de los campamentos todos son iguales y el dinero no sirve de mucho.
Algunas reflexiones:
  • En principio la idea de ir lo mejor equipados a un campamento en el desierto no parece mala idea, y a todas luces recomendable. Sin embargo me cuesta trabajo encontrar el manual de supervivencia que incluye a un chef personal como elemento básico.
  • Aunque se entiende que es deseable y lógico buscar el mejor acomodo, hay una sensibilidad y prudencia que se deben tener con las costumbres locales. Si la idea detrás del Festival Burning Man es un aisalmiento temporal de la rutina cotidiana, para la purificación espiritual, simpemente el aire acondicionado y la conexión satelital simplemente fastidian todo, y no veo mucho que se pueda apelar.
Pero justamente creo que este es un buen ejemplo de cuales son las cosas que no están funcionando en el mundo de la tecnología, ya que las experiencias virtuales están reemplazando el contacto y la experiencia con el mundo real. Parece que las cosas existen únicamente en un Newsfeed o como un tuit de 140 caracteres y la anécdota a distancia reemplaza a la acción.
 
Los supuestos grandes cerebros detrás de la innovación tecnológica, organizan un seguro safari con aire acondicionado, para ver, a un cómoda distancia, la actividad de los otros tan mundanos y tan ajenos a ese universo maravillo lleno de palabras mágicas como disrupción, aplicación, inversionistas de riesgo y oferta pública inicial. El lunes todo regresará a la normalidad y solo algunos tendrán el recuerdo de la fiesta, sin la molestia de la arena del desierto en la ropa interior.

Postdata I Los Sonidos de Vacuus Finium

La recomendación de hoy va en sintonía con el tema de los grandes festivales y la contracultura de los años sesenta y es la grabación en directo de 1972 "Europe 72" del grupo norteamericano The Grateful Dead.

The Grateful Dead surgieron en San Francisco en 1965 y de alguna forma son la imagen del movimiento hippy y la sicodelia. En su nacimiento fueron patrocinados por Owsley Stanley, conocido fabricante de LSD y  eran la banda que amenizaba las pruebas colectivas de este elemnto organizadas por el escritor Ken Kesey, autor de la novela "One flew over the cuckoo's nest", cuya versión cinematográfica con Jack Nicholson, recibió el título "Atrapado sin salida" en Latinoamérica.

Musicalmente The Grateful Dead eran una mezcla de múltiples estilos, como rock, blues, jazz, folk e inclusive música electrónica y construyeron una gran reputación por sus presentaciones en directo. Sus conciertos podían durar más de cuatro horas y cada concierto era diferente. Un grupo de fieles, conocidos como Deadheads, los seguía a lo largo de sus interminables giras y se organizaban festivales afuera de cada auditorio. El Festival Burning Man, tiene mucho de ese espíritu.

Una de las características del grupo es que alentaba a que sus seguidores grabaran cada concierto, con la condición que las cintas resultantes solo fueran intercambiadas y nunca comercializadas, lo cual también es parecido a la economía del Festival the Burning Man. Por este hecho el grupo es uno de los mejor registrados de la historia y prácticamente es posible conseguir cualquier concierto. Por cierto los fanáticos de este grupo solo hablan de fechas, y todo lo demás se entiende.

La recomendación de hoy es una colección de grabaciones realizadas en Europa durante la primera gira del grupo por esos pagos, en dónde fueron recibidos por una audiencia europea ansiosa de ver a los protagonistas de la leyenda, llegada a través de rumores en una era en donde no existía Internet.

En su tiempo esta grabación apareció en un extravagante paquete de 3 discos lp, y es en sí una buena aproximación a la música de este grupo. Está disponible en iTunes.

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