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jueves, 7 de febrero de 2013

Leyes físicas, bandidos virtuales y postales del futuro que ya llegó

Vacuus Finium se extiende a Twitter, para comentarios espontáneos durante el día, me pueden seguir en @vacuusfinium.


Como los amables lectores habituales de estas notas habrán notado, soy un ferviente admirador de la ciencia ficción y de su género duro el "cyberpunk". Admiro profundamente a su creador, William Gibson y verdaderamente disfruto sus libros. Desde su primer novela, "Neuromancer" de 1984, Gibson creo una imagen de un futuro distópico en el que los estados nación han desaparecido, y el verdadero poder lo ejercen las megacorporaciones. 

Es un mundo desbordado por la alta tecnología, en el que existe una red masiva de comunicaciones, identificada como ciberespacio, en el que ocurre la vida de las personas. Las leyes como las conocemos han desaparecido, y en las novelas de Gibson hay una continua sucesión de personajes mitad héroes, mitad bandidos y muchos canallas, que trafican todo tipo de mercancías. Por cierto, Gibson usó el término "ciberespacio" antes que nadie y la idea de Internet a principio de los años ochenta era completamente exótica, más allá de los más sofisticados think tanks.

Hoy mientras buscaba ideas para la nota de hoy, me encontré con un artículo que me remitió directamente a las novelas de Gibson. Un fino personaje norteamericano, cuyo modus vivendi consiste en ser jugador de póker en línea,  que se ve obligado a trasladar sus actividades a Tijuana para escapar de las leyes norteamericanas que limitan los juegos de azar en Internet.

El caballero en cuestión, es un jugador serio que dedica once horas diarias a su actividad y ha alcanzado tal nivel de notoriedad en ese mundo, que los mismos sitios en línea le pagan por participar y animar ciertos eventos. Lamentablemente para su causa, ese reconocido humanista George W. Bush, pasó en 2006  una ley que prohibe las apuestas en línea en Estados Unidos. 

Después de que el protagonista intentó realizar sus actividades desde Canadá, terminó instalándose en Los Ángeles para desarrollar sus actividades laborales de lunes a jueves en la muy liberal y relajada Tijuana, en territorio mexicano, para regresar los fines de semana a la cosmopolita ciudad de Santa Monica. Realmente para las cosas que se ven en esas latitudes, un gringo jugando en una computadora es un episodio aburrido. Una tarjeta de crédito y una conexión a Internet, vía tarjetas de prepago, son las herramientas de trabajo de este original personaje.

Algunas reflexiones:


  • Realmente la gran pregunta es ¿qué tipo de sociedad se preocupa en prohibir los juegos de azar en Internet al tiempo que considera que es muy sano que sus ciudadanos puedan tener todas las armas de asalto que gusten? 
  • Hablando en serio, ¿es peor la ludopatía que la especulación financiera desbordada? El caballero de la historia es completamente honesto en cuanto a su actividad, y me inspira más confianza que cualquier CEO de Goldman Sachs.
  • Pero regresando al tema de hoy, es realmente sorprendente lo fácil que resulta evitar esta ley norteamericana. No se necesita gran sofisticación, ni tampoco dispositivos muy sofisticados. Basta una conexión a Internet, una tarjeta de crédito y un par de laptops (este hombre es un jugador en serio). Por cierto, inteligentemente se instaló en la región costera, por lo que puede ejercer su actividad con una vista panorámica muy agradable.
  • En realidad el episodio es tan chusco como intrascendente, pero es una muestra de varias tendencias de nuestro tiempo: 
  1. Irrelevancia de las fronteras físicas y en realidad las naciones estado ya son un bonito recuerdo de la desaparecida modernidad.
  2. Las limitaciones del marco legal ante un nuevo mundo, electrónico, invisible, ubicuo y en funcionamiento 24 horas al día. Este hombre deja de jugar porque se cansa, pero sus casinos virtuales operan de tiempo completo.
Una de las frases más célebres de William Gibson, es "el futuro ya está aquí, pero no está distribuido de manera uniforme". El caso de hoy me parece una excelente muestra, ya que ese turista de aspecto inofensivo y relajado que está sentado con la mirada absorta en una computadora, puede tratarse de un apostador que está disfrutando burlar las leyes de su país de origen, al tiempo que disfruta una refrescante margarita.

Postdata I La pequeña tienda de horrores de Michael Dell

La noticia sobre la salida de Dell Computer de los mercados bursátiles sigue siendo el tema de la semana en el mundillo tecnológico. Salvo los despistados del periódico mexicano "La Jornada", que lo consideran un "éxito" (hay que reconocer que este periódico solo entiende eso de alabar a Fidel Castro), los analistas sensatos concuerdan que es una medida desesperada por parte de una compañía desesperada. Simplemente el negocio de Dell se había ido a pique, y había perdido la preferencia de los consumidores.

En mis comentarios, había preguntado si alguna vez Dell Computer había creado un producto icónico y creo que la respuesta es un tajante NO. Y para dar más énfasis a este punto, hoy me encontré con un artículo en el que los autores se tomaron la molestia de crear una galería fotográfica con varios productos de Dell. Invito a los amables lectores a que la vean. Pero nadie debe esperar encontrar algún producto icónico, y los visitantes deben prepararse para ver una sucesión de productos verdaderamente feos, con un aspecto poco atractivo y que transmiten mala calidad en cada centímetro cuadrado. 

Dell revolucionó la fabricación de computadoras personales, pero ¿realmente era necesario crear tantos productos chatarra? Son tan feos y corrientes que sus creadores deberían ser enjuiciados. Por cierto, la galería también incluye muestras de que Dell Computer trató de competir en el mercado de tablets, teléfonos inteligentes y reproductores musicales portátiles y fracasó miserablemente. Reitero, no los vamos a extrañar.

Postadata II Los sonidos de Vacuus Finium

La recomendación de hoy es la colección de obras completas de la agrupación de jazz Special Edition encabezada por el baterista Jack Dejohnette. Aunque esta grabación tiene fecha de aparición de 2012, en realidad es la recopilación de diferentes discos aparecidos entre 1979 y 1984, y que hoy se encuentran descatalogados. 

Dejohnette es un músico legendario y muy prolífico que se dio a conocer tocando con Charles Lloyd a finales de los años sesenta, para alcanzar fama tocando con Miles Davis. Durante la mayor parte de los años setenta fue el baterista de "la casa" para el sello alemán ECM, al tiempo que se desarrolló como compositor a través de varios grupos y es parte fundamental de "trío de estándares" de Keith Jarrett. Difícil pensar en un currículum más impresionante.

La música de Special Edition es un jazz muy sofisticado, en el que se toman temas primordiales de los inicios de esta música y se modernizan con un ensamble que incluye varios instrumentos de aliento tocados por músicos legendarios, entre los que destacan David Murray y Arthur Blythe. Realmente impresionante.

La recomendación de hoy es una colección de 4 discos compactos, que ha sido reeditada de forma muy austera por ECM y que se ofrece a un precio especial. Sería más feliz si en lugar de incluir únicamente 4 sobres blancos con cada disco en una caja de cartón, se hubiera incluido por lo menos una reproducción de la portada original, pero vale la pena el sacrificar la presentación por la alta calidad de la música ofrecida.

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