Sin duda Samsung es la nueva compañía consentida de los medios, y este fin de semana le tocó saborear la mieles de un reportaje en la edición dominical del New York Times. De acuerdo al mencionado artículo, la compañía coreana es la única competencia creíble que enfrenta Apple. La nota comenta que compañías como Nokia, Dell y Hewlett-Packard fracasaron miserablemente intentando competir con Apple, por lo que este logro no es poca cosa. ¿Qué hay de sobresaliente en este artículo?

En realidad todavía no estoy muy impresionado por Samsung, y me parece que con su filosofía y forma de trabajar, están creando una estructura débil, que no necesariamente está hecha para soportar los violentos cambios de los mercados tecnológicos. Algunas reflexiones:

Y creo que los muy altos mandos en Samsung, se han dado cuenta de que su forma actual de trabajar los hace muy vulnerables. Esta semana se anunció la apertura de un Centro de Investigación y Desarrollo en el corazón de Silicon Valley, que en teoría debe darle una línea directa al fabricante coreano a las principales tendencias tecnológicas. Este Centro de Investigación, llega con amplios fondos para apoyar a empresas emergentes, en una especie de rol como inversionista de riesgo. En realidad, la creación de este Centro, es una brillante idea de Samsung y el reconocimiento que no necesariamente todas las buenas ideas van a nacer en Seúl, y de que hay un componente de innovación y riesgo que hoy simplemente está ausente en su cultura.

Como corolario, este fin de semana pasado, se cumplió el pliego petitorio de las aguerridas fuerzas infantiles de Vacuus Finium de tener una pantalla plana con un reproductor Blue Ray, para su uso exclusivo. Cuando me dirigía al centro comercial, tenía la casi certidumbre que terminaría comprando productos Samsung. Mis necesidades eran simples: la pantalla no podía exceder ciertas dimensiones, debía ser Full HD, no estoy interesado en tecnología 3D y tengo amplio escepticismo sobre las "televisiones inteligentes" con conexión a Internet. En este último punto el diferencial de precio entre una televisión con conexión a Internet y una sin esta característica, no puede ser mayor al precio de un Apple TV, así de simple.

Grande fue mi sorpresa cuando vi que la oferta de Samsung a mis necesidades era paupérrima y con un diseño burdo. Al final compré una pantalla LG que era el retrato hablado a mis necesidades y un reproductor Blue Ray Sony. Simplemente la oferta de Samsung se hizo pequeña, cuando no me dejé imponer los criterios de decisión por la promotora de esta marca y fui muy claro en expresar que si no podía ser a mi manera, no sería de ninguna manera.

Simplemente no entiendo a Microsoft y mucho menos la campaña publicitaria que acompaña las tablet Surface Pro. El anuncio de televisión ( ver la liga por favor) no hace mención de las ventajas del producto y menos las razones por las cuales un consumidor debe gastar su dinero en él. Pero eso sí, todos los que toman una Surface Pro, adquieren la capacidad de dar unos pasos de baile milagrosos. Pronto nos va a dar Stevie B, la sorpresa de bailar "Gangnam Style".

La recomendación de hoy es la grabación de 1978 "Raw Materials and Residuals", del saxofonista norteamericano Julius Hemphill. La grabación apareció originalmente en el sello italiano Black Saint, que fue durante una par de décadas un oasis para los músicos norteamericanos de jazz que no podían grabar en su país de origen. Con el tiempo, este sello construyó un catálogo muy estimable que incluye a los grandes nombres del jazz de finales del siglo XX.

El disco de hoy, viene incluido en una edición que incluye todas las grabaciones que realizó Hemphill para este sello italiano, y lo recomendable es conseguir esta colección. Black Saint fue adquirida por el sello norteamericano CamJazz, y estos se han dedicado a lanzar colecciones completas de los músicos más distinguidos en su catálogo. Son ediciones de bajo costo, que incluyen réplicas de los discos originales y una remasterización espectacular.

"Raw materials and Residuals" es una sesión de trío en la que Hemphill se acompaña de un cello y un percusionista. La música de este saxofonista, simplemente deja sin habla. Con una ejecución enérgica, Hemphill conjura a los espíritus de épocas pasadas del jazz y presenta una versión muy personal de esta música.