El mundo de la tecnología sigue atrapado en el huracán de las revelaciones del amplio espionaje realizado en Internet por parte de la agencia de seguridad nacional de los Estados Unidos (NSA por sus siglas en inglés). Es un episodio bochornoso en el que realmente nadie sale bien librado, y que todavía no está superado:

Pero peor aún ha sido la reacción del cuerpo gubernamental y de seguridad ante las revelaciones de su muy cuestionable conducta, en lugar de mostrar algo de arrepentimiento y un prudente silencio, se han dedicado a la persecución, y franco hostigamiento de aquellos que han tenido aunque sea una intervención indirecta en las revelaciones:

De hecho, ante esta escalada persecutoria, solo cabe preguntar: ¿quién sigue? y ¿se van a detener en algún momento? Sin embargo, y de una forma lógica, este espionaje está teniendo un impacto en las decisiones para el uso de servicios de compañías de tecnología norteamericanas. Tanto empresas, fuera de Estados Unidos, como ciudadanos de a pie, estamos cuestionando nuestra relación con proveedores como Google, Microsoft y un largo etcétera.

Pero también siendo muy prácticos, se han abierto posibilidades de negocio muy interesantes, para prestar servicios de correo cifrado y almacenamiento de información, fuera del territorio de Estados Unidos, y sin duda el estar lejos de las garras norteamericanas, es un gran atractivo competitivo.  Y entre los múltiples ofertantes, destaca la nación libre y soberana de Sealand, una plataforma de defensa antiárea abandonada localizada a 10 kilómetros de aguas territoriales británicas. Lo que sigue es una muestra que la realidad supera, y a veces con mucha ironía, a la mejor ficción.

¿Un país independiente en una plataforma marina, ofreciendo servicios tecnológicos para protegerse del espionaje gubernmental? Vaya que suena increíble y difícil de imaginar, pero también lo era el pensar que gobiernos elegidos en países con largas tradiciones democráticas, pudieran espiar a sus ciudadanos, perseguir a sus opositores y coartar la libertad de prensa. Ante este escenario solo cabe una pregunta, ¿cuánto costará tener la doble nacionalidad de Sealand? Por si acaso.

A pesar de que es un tema muy popular entre los lectores del blog, tenía varios meses de no ocuparme de la situación de Hewlett-Packard (HP). La última vez que escribí sobre ellos fue cuando presentaron sus resultados financieros correspondientes al año 2012, y fue un evento en el que abundaron las malas noticias. En esa ocasión, escribí que el futuro de HP se veía incierto.

Meg Whitman, CEO de HP, en esa ocasión dijo que se habían acabado las malas noticias y que aunque venían tiempos difíciles, la compañía volvería a la senda de crecimiento en 2014. Reforzó su dicho con una disciplina administrativa feroz, y por fin en muchos años HP pudo controlar su estructura de costos. Emocionados con este hecho, los inversionistas ignoraron la tendencia decreciente de los ingresos de HP y durante 2013 el precio de la acción había recuperado valor de forma considerable.

Ese amor se acabó el día de hoy, cuando HP reportó los resultados financieros correspondientes a su tercer trimestre y fue imposible ocultar los hechos. Hay una caída en los ingresos de todas las líneas de negocio y Whitman reconoció que la recuperación no va a llegar en 2014. Todo esto se aderezó con algo de intriga palaciega y cambios en los niveles directivos. 

Poniendo las cosas en contexto, HP sigue siendo una empresa gigantesca y sus ventas siguen siendo mayúsculas por encima de los cien billones de dólares. Su volumen de ventas es 25 veces mayor al de Facebook, pero su valuación de mercado es menos de la mitad de la empresa de Zuckerberg. El mercado de HP se está disolviendo, lenta pero inexorablemente, y ninguna de las acciones del cuerpo directivo actual parece cambiar esta tendencia.

La recomendación de hoy es música desesperada para tiempos desesperados, con la grabación de 1988 "Iron Path" del grupo de jazz Last Exit. Este grupo, es una de los más controvertidos de la historia de este tipo de música y en su tiempo buscaron ser un aire de renovación y nuevo impulso creativo. El nombre literalmente viene de que consideraban que eran la "última salida" para el jazz, que en esos años vivía entre una ola tradicionalista encabezada por Wynton Marsalis y la temible sacarina musical de Kenny G (hasta náusea da escribir ese nombre).

Y en verdad, por la trayectoria de sus integrantes Last Exit era como una suma de todas las corrientes del jazz. El saxofonista alemán Peter Brotzmann está considerado como uno de los creadores del jazz libre europeo, el baterista Ronald Shannon Jackson tocó con Albert Ayler, Ornette Coleman y Cecil Taylor, figuras esenciales del jazz libre norteamericano.  El guitarrista Sonny Sharrock tocó con Miles Davis y el bajista es Bill Laswell, figura de la música norteamericana, ya sea como productor o miembro de la escena neoyorquina desde hace 40 años.

El fallecimiento prematuro de Sonny Sharrock, hizo que el grupo tuviera una existencia muy corta y sus principales grabaciones son en directo. La recomendación de hoy es la única grabación del grupo realizada en estudio, y lleva varios años descatalogada. Sin embargo, las grabaciones en directo se pueden conseguir en iTunes. La música de Last Exit se debe escuchar al máximo volumen posible.