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sábado, 3 de agosto de 2013

La historia de dos ciudades




Vacuus Finium se extiende a Twitter, para comentarios espontáneos durante el día, me pueden seguir en @vacuusfinium.


La noticia sobre la quiebra de la Ciudad de Detroit, es sin duda un evento, que además de incluir un dramático componente humano, está cargado de símbolos, sobre el fin de una era económica. Detroit fue durante mucho tiempo el epicentro y epítome de la industrialización, la producción en serie, y la automatización. Se puede decir que lo que inició con los telares automáticos y la máquina de vapor, llegó a la cima en una ciudad al norte de Estados Unidos. ¿Cómo describir  la revolución económica que se generó en Detroit?
  • Se puede decir que el automóvil, fue el primer producto "demencialmente grandioso", que enloqueció a los consumidores en todas las latitudes del globo.
  • El modelo de fabricación en serie, permitió un auge global económico, y una era de abundancia global sin precedente. Para bien o para mal, la cultura del consumidor nació aquí.
  • El auge de la industria automotriz, creo una fuerza de trabajo próspera, y una naciente clase media que fue el soporte del dominio global de la economía norteamericana. Este gigante industrial ganó la Segunda Guerra Mundial.
  • Si la necesidad de petróleo creo a las mayores compañías de la historia y determinó la geopolítica del siglo XX, no hay duda que todo fue para saciar el apetito de la industria automotriz. 
  • Y no había duda, aunque la industria automotriz surgió en todo el mundo, nada se comparaba al poderío de las compañías norteamericanas. Todas asentadas en Detroit.
  • Pronto Detroit, fue un centro de atracción económico y la ciudad creció en población y en símbolos de prosperidad: Teatro de la Ópera, Museo de Arte, equipos en todas las ligas profesionales de Estados Unidos, rascacielos modernos para albergar a las empresas Midas.
¿Qué podía ir mal? Un gran centro industrial, con tecnología deseada por millones de clientes a nivel global, solo tenía que preocuparse de no quedar deslumbrados, ante un futuro tan brillante.  Algo muy malo ocurrió, ya que algunas décadas después, las tres grandes empresas automotrices norteamericanas están recuperándose de procesos de bancarrota y la ciudad que las vio florecer, es un pueblo fantasma.

Insisto, si no fuera por la tragedia humana subyacente, sería hasta divertido ver como se reparten la culpa los diferentes agentes económicos norteamericanos, quienes están utilizando el caso de Detroit, para librar una batalla ideológica, en la que nadie escatima en disparates:
  • Para un lado del espectro económico, es un claro ejemplo de los resultados que se obtienen cuando se permite una excesiva influencia de los sindicatos en la vida económica. Este bando no solo culpa al sindicato de trabajadores automotrices (UAW), también ve una clara responsabilidad en los diferentes sindicatos de los trabajadores de la ciudad. Como, nota al margen, estos últimos son los grandes perdedores, ya que su pensiones no están garantizadas. Les digo que hay una dolorosa tragedia humana.
  • Para el otro lado del espectro, queda muy claro que la decadencia de Detroit es el resultado de un entorno económico permisivo, que permitió la exportación de los excelentes trabajos manufactureros en Detroit hacia países de menores salarios. En opinión de este grupo, si existiera un régimen fiscal confiscatorio el mundo se hubiera detenido en 1958, y los obreros de GM irían cantando al trabajo cantando un muy entonado "ai ho, ai ho",  lonchera en mano.
Ambos grupos ignoran una estadística, muy significativa: el decrecimiento de Detroit comienza después de los disturbios raciales de 1967. A partir de ese año, la población de raza blanca, comenzó a emigrar hacia los suburbios de Detroit, y sus trabajos gerenciales se han man tenido prácticamente intactos durante todo este tiempo. Sin embargo:

  • Los trabajos de manufactura, simplemente emigraron a otros países de menor costo, y los miembros del UAW, se quedaron con un palmo de narices. Una tras otra, cerraron las principales plantas de manufactura de la ciudad. Hoy en dìa solo quedan ruinas, pero los trabajos gerenciales de Chrysler, General Motors y Ford, siguen existiendo. Sus beneficiarios viven en los suburbios y todos los dìas acuden a sus edificios modernos a controlar una sofisticada cadena de fabricación y distribución global. Al final de la jornada, como alma que persigue el diablo, van sus suburbios a aislarse de la fea realidad.
  • En estricto sentido no les falta razón, en Detroit funciona menos de la mitad del alumbrado público, existe la mayor tasa de delitos de Estados Unidos y aquel desafortunado que solicite la intervención de los servicios de emergencia se puede dar por muerto. 
  • Ambos bandos ideológicos coinciden en decir que se trata de una catástrofe económica sin precedentes y que se trata de un evento que difícilmente predecible. Ambos están equivocados, no solo el destino de Detroit era predecible, si no que existen muy claros precedentes, de centros urbanos que resultaron devastados como resultado de la pérdida de su base industrial. La suerte de Detroit algún día la vivió Silicon Valley, por increíble que parezca.
  • En el imaginario popular, hoy en día Silicon Valley es un equivalente del siglo XXI  de El Dorado, simplemente las calles están tapizadas de oro y sus habitantes viven en un mundo de opulencia. Hoy en día se ha olvidado, pero Silicon Valley recibió su nombre porque alguna vez las principales fábricas de semiconductores existían en esta región. A su alrededor se establecieron muchas de las fábricas que utilizaban estos circuitos integrados. La región se convirtió en una potencia económica, pero nunca en los niveles de Detroit.
  • Silicon Valley vivió sus épocas críticas a finales de los años ochenta, cuando la manufactura electrónica se trasladó a Asia. Lo más sorprendente es la capacidad de reinvención de la economía de la región. Hoy muy pocos se acuerdan que la fortaleza económica de la región estaba en la manufacura, y lo más probable es que la opinión popular ubique a Silicon Valley como la cuna de las plataformas de software, entiéndase Google, Yahoo o Facebook.
  • La primera vez que visité Silicon Valley, fue en el glorioso año de nuestro señor de 1991, para trabajar en el diseño de un circuito integrado de aplicación específica. En su tiempo era muy difìcil percibirlo, pero estaba en curso la transformación de la estructura económica de la zona, y la desaparición de las fábricas era cosa de todos  los días.
  • Y los efectos económicos se podían percibir, en algunas zonas. Los suburbios como Los Gatos, eran un centro de prosperidad, al tiempo que zonas como el centro de San José eran zonas casi fantasma. Recuerdo, como con el candor de un veintiañero, visité  esa zona para asistir a un festival de cine europeo, y simplemente abandoné el área al no sentirme suguro entre una multitud de los denominados " sin hogar". Veinte años después, el centro de San José es el paraíso del yuppy, y los días negros parecen un recuerdo del pasado.
¿Por qué la estructura económica de Silicon Valley pudo sobrevivir, e inclusive aumentar su tamaño, ante el fenómeno de la desaparición de su base manufacturera, al tiempo que Detroit está condenado al fracaso y la desaparición? Algunas reflexiones:
  • En primer lugar, me parece que en la caída de Detroit existe un claro caso de soberbia y el dilema del innovador. Por un lado las grandes empresas automotrices, totalmente embriagadas por su éxito ignoraron algunas tendencias del mercado, tales como la eficiencia de combustible y la confiabilidad. 
  • Cuando reaccionaron, las empresas alemanas y japonesas, habían establecido el liderazgo. Desde hace más de veinte años, los mejores automóviles, NO son diseños norteamericanos, en lo personal nunca he tenido un vehículo de ese origen y no tengo el menor interés en tener uno. Aceptaría uno regalado, aunque con muchas condiciones. Simplemente considero que un vehículo de origen norteamericano es sinónimo de mala ingeniería y acabados de pésimo gusto, a excepción de los Tesla.
  • El problema de las grandes empresas automotrices norteamericanas es que son un claro ejemplo del dilema del innovador. Simplemente ignoraron las pequeñas tendencias del mercado, y estas llegaron a transformar su industria. Los efectos son devastadores, ya que hoy en día, ya no se puede hablar de una industria automotriz norteamericana. Hoy en dìa sus grandes empresas, son entedidades globales y extraterritoriales, ya que carecen de una identidad nacional clara.
  • ¿Alguien puede decir que General Motors es una compañía norteamericana, cuando sus principales fábricas están en México o en China? ¿Alguien puede ser tan ingenuo para pensar que el destino de Detroit es siquiera tema de discusión en las sesiones del Consejo de Administración de General Motors o Ford?
  • Al mismo tiempo, tanto las políticas públicas como los sindicatos son los grandes perdedores. Su falta de flexibilidad y visión contribuyó a su caída. Invito a los amables lectores a buscar el documental "Detropia", sobre la decadencia de Detroit. Rompe el corazón más duro ver el episodio dedicado al UAW. La retórica obrera más radical es patéticamente inofensiva ante un ambiente de parálisis económica. Ni en el más radical de mis viajes de ácido soy simpatizante de los sindicatos, pero hasta mi corazón de piedra se ablanda ante la ingenuidad del UAW.
  • Las compañías automotrices norteamericanas, se aferraron a los paradigmas que les produjeron éxito: automóviles grandes, de motores rápidos e indiferentes al consumo de gasolina. Lamentablemente para ellos, los consumidores eligieron otro modelo: automóviles de menor tamaño y eficientes en combustible. Simplemente se dejaron de vender los automóviles de las empresas norteamericanas en los volúmenes necesarios. La migración de plantas de armado hacia destinos de menor costo, fue una respuesta a un ambiente de menor rentabilidad, simplemente con los nuevos volúmenes de ventas el modelo de trabajo tradicional se hizo insostenible.
  • Uno de los trabajos más provocadores sobre la decadencia de Detroit, es el desarrollado por la revista Atlantic Monthly, que nota que Detroit, a pesar de su bonanza económica, nunca desarrolló un eje de universidades con actividades de investigación de alto nivel. 
  • No existe en la zona de Detroit, un equivalente al formidable e envidiable eje como el que forman Stanford-UC Berkeley-UC Santa Clara-California Technology Institute y su capacidad de producir talento de forma continua. Mucho menos, existe una vinculación tan clara con la industria.
  • A lo más que han llegado las diferentes empresas automotrices es a crear sus propios institutos de investigación, trabajando casi en secreto y con poca vinculación al exterior. 
  • Aunque Henry Ford, en muchas cuestiones fue un gran visionario, en otros aspectos de la vida mostró una miopía difícil de creer. En el fondo, Ford despreciaba a lo que consideraba las  "élites intelectuales y cosmopolitas", y la raíz de su confusión tenía la imagen de masas trabajadoras alejadas de la sofisticación. Su indefensible antisemitismo y simpatía por el Partido Nacionalsocialista alemán, explican muchas cosas.
  • Sin el ejemplo de Ford, las otras compañías de la zona tampoco mostraron mucho interés por vincularse a la enseñanza superior. Una pregunta, muy difícil de contestar, es si la existencia de una universidad de altos vuelos hubiera cambiado el triste destino de Detroit. Los trabajadores públicos retirados, van a sufrir una reducción considerable en sus pensiones y ya varios acreedores pusieron su vista en la espléndida colección de arte del Detroit Institute of Arts, con sesenta mil obras, incluyendo un Van Gogh, que por sí solo vale cien millones de dólares. Por cierto, el remate total de este acervo cultural cubre menos del 15% de la deuda de la ciudad.
  • También hay que aclarar que si bien la transformación de la economía de Silicon Valley ha sido menos traumática, no se puede considerar que desde el punto de vista humano haya sido un éxito. 
  • Hoy en día la región de Silicon Valley es una de las regiones de Estados Unidos que presentan un mayor índice de desigualdad económica. De una forma paralela e imperceptible al ojo no entrenado, junto al corredor de abundancia de San Francisco-San Jose-Palo Alto-Santa Clara-Cupertino, existe el cinturón de bajos ingresos de Foster City-Oakland-Davis-Martinez-Gilroy. En ningún lugar de estos se viven los extremos de Detroit, pero no se puede negar que Silicon Valley tiene un rostro nada fotogénico.
Sin duda, para las empresas exitosas hay un gran riesgo en ignorar las tendencias de su mercado, ya que los pequeños cambios de hoy, esconden a las grandes disrupciones de mañana. Todavía es más peligroso, cuando las grandes industrias son el sostén económico de grande regiones o países completos. Detroit, hoy es un caso de estudio, ya que la embriaguez del éxito, le nubló el juicio a empresarios, autoridades y habitantes. 

¿Qué estarán pensando en los países petroleros mono exportadores como Arabia Saudita y Venezuela, acerca de la extracción de gas natural por técnicas convencionales que va a convertir a su principal cliente, en autosuficiente en un lapso de veinte años? Los problemas de Detroit, extrapolados a países de decenas de millones de habitantes, se van a ver muy desagradables.

Posdtata I El mito del Internet móvil

Estuve esta semana de vacaciones, fuera de la ciudad de México y como de costumbre los problemas de conectividad a Internet parecen tomados de un relato surrealista:

  • Una vez más se confirma que la compañía celular Telcel incurre en prácticas publicitarias engañosas, ya que la cobertura que ostentan es totalmente falsa. Cierto que estuve en un lugar denominado "campestre", que tiene una carretera federal a 2 kilómetros de distancia. Simplemente no pude usar mi teléfono inteligente de una forma fácil. Ni voz ni datos, pero como el ingenio humano no tiene límites, hay algunas zonas, donde se puede tener una señal débil y poco confiable. Para los registros tengo un plan empresarial amplio y muy costoso.
  • De forma sorprendente, el plan de datos para Ipad que tengo con la compañía Telefónica Movistar, ha funcionado de forma adecuada, siempre y cuando me limité a hacerlo en una zona geográfica, que afortunadamente incluyó mi habitación.  La edición final del blog se hace en línea con una laptop, razón por la cual no hubo actualizaciones en la semana, aunque tuve cierta actividad en Twitter.
  • Finalmente estuve en las instalaciones de un "club campestre" de relativo lujo, que proclama tener conectividad a Internet en la casa club. Del dicho al hecho hay mucho trecho, ya que el servicio estuvo caído toda la semana. Por si esto fuera poco, el administrador decide desconectar el servicio cuando está lloviendo, para "protegerlo". Nunca me pudo explicar de qué tiene que protegerlo, ni le gustó cuando le sugerí que no había necesidad de desconectarlo si tenía al médico brujo de guardia.
  • Cómo nota anecdótica, un familiar, que sin duda califica como "cognoscenti tecnológico", simplemente no pudo realizar ciertos trámites bancarios por medios electrónicos y se vio forzado a abandonar las instalaciones del club y buscar una sucursal bancaria en la población más cercana. Como se hacia en el siglo XX. ¿Les gusta para publicidad de Telcel?
Postdata II Los sonidos de Vacuus Finium

Como los habituales de estas páginas saben, cuando estoy de viaje no escucho música por mi aversión a los reproductores con compresión, léase iPod. La próxima semana, regresa a tambor batiente.

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