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martes, 11 de diciembre de 2012

En busca del elusivo factor ¡wow!


Vacuus Finium se extiende a Twitter, para comentarios espontáneos durante el día, me pueden seguir en @vacuusfinium.



Alguna vez me tocó escuchar a Steve Wynn, magnate de los casinos y transformador  del concepto detrás de los mismos, ya que simplemente sus ideas cambiaron las Vegas. Wynn transformó los casinos en un "parque de entretenimiento para adultos", y de él son las ideas de las atracciones como el volcán en el casino Mirage, el barco pirata en el casino Treasure Island, las fuentes bailarinas en el Bellagio. Agregó el concepto de restaurantes de alta cocina y espectáculos únicos como el Cirque de Soleil o los tigres blancos con un par de magos de soporte.

En esa ocasión Wynn comentó que su metodología era sencilla: simplemente buscaba sorprender a sus clientes y provocar que dijeran ¡wow! el mayor número de veces. Su concepto es que un cliente sorprendido está dispuesto a pagar una cantidad extra por la experiencia. 

Siempre he pensado que detrás del desarrollo de la tecnología electrónica y de tecnologías de la información siempre ha existido el deseo de los creadores por producir un ¡wow! en sus clientes. Ya he referido varias veces el origen de las calculadoras científicas HP, que nacieron del deseo de demostrar que se podía hacer un prodigioso dispositivo electrónico que pudiera guardarse en el bolsillo de una camisa.

En lo personal uno de mis primeros ¡wows! con la tecnología lo tuve a los diez años cuando vi el primer reloj digital de pulsera. Viéndolo en retrospectiva, era un sencillo dispositivo Texas Instruments con muy pocas funciones y displays de siete segmentos. La idea de un reloj de ese tamaño eclipsó en mi mente el hecho que un reloj tradicional es un mayor prodigio de ingeniería, pero en realidad no importa, la primera impresión ya estaba hecha. En mi descargo puedo decir que millones pensaron igual y esos relojes han sido un éxito comercial.

Se puede pensar que los productos electrónicos para el consumidor más exitosos de las últimas décadas son justamente aquellos que han producido un ¡wow! en los consumidores:


  • Walkman Sony: ¡wow! puedo transportar mi música en mi bolsillo con una calidad aceptable de reproducción. Aquí hay que hacer énfasis en la parte personal de la música, ya que es un gran diferenciador con el radio.
  • Windows 3.11: ¡wow! puedo usar una computadora en mi trabajo sin necesidad de ser una eminencia
  • Blackberry: ¡wow¡ puedo estar intercambiando mensajes con mis amigos todo el tiempo.


Pero así como el factor ¡wow! atrae a los consumidores, este se empieza a disolver cuando los dispositivos se insertan plenamente en la rutina diaria. Hoy no hay un reloj digital de pulsera que provoque algo más que bostezos.  También creo que esta adopción en la rutina diaria es lo que está matando a Windows 8. Simplemente les cuesta mucho trabajo sorprender a sus clientes. Para los registros en algún momento sugerí que el Windows Phone debería tener efectos afrodisíacos y que Stevie B(allmer)  debió presentar la Surface bailando Gangnam Style. Simplemente su interfaz con cuadros de colores no ha producido ningún ¡wow¡ y ni siquiera un ¡miau¡

Después de mi visita al Apple Store de este fin de semana, he llegado a la conclusión que esa tienda es simplemente un arreglo de diversas experiencias ¡wow¡:

  • No se puede tocar una Mini Ipad y no decir ¡wow!, al igual que ocurre al ver una imagen con un display retina.
  • Aunque los iPods en estricto sentido son "tecnología vieja", sorprende la miniaturización a la que han llegado y sus displays Retina. En lo personal sigo pensando que suenan mal, pero esa es otra historia.
  • Como ya comenté los equipos de escritorio iMac, se pueden considerar como objetos de arte, son realmente hermosas. Por la pura imagen dan ganas de comprar una.
  • Pero sin duda las computadoras Airbook son las que más ¡wows¡ generan. Todo aquel que se acerca la levanta y pesa y pone cara de incredulidad ante lo ligeras que son.
  • Por cierto después de esta última estación, ya está la caja registradora para pagar, y simplemente el dulce y emocionante sonido del cajón del dinero no se deja de escuchar durante todo el día. Aquellos que no compran un equipo, simplemente salen enamorados y van a regresar más temprano que tarde.
  • El diseño de las Apple Store resalta ante la competencia, son como un oasis de espacio y luz en medio de la cacofonía visual y auditiva que es un centro comercial.


Es difícil conseguir el factor ¡wow! y es muy fácil perderlo. HP alguna vez lo tuvo, pero la última vez que lo vieron en las oficinas de Palo Alto fue hace más de tres décadas. Microsoft lo tuvo y ahora está viendo como lo pierde como arena entre las manos. RIM y Blackberry también lo tuvieron y simplemente se desintegró. No se que tanto consuelo tengan de que un Blackberry es el objeto más deseado en Nigeria. La buena noticia es que todos tenemos la posibilidad de producir un ¡wow! en nuestra respectiva área de influencia.

Postdata I Continúa la venganza de Stevie B

Día dos en mi búsqueda de una licencia de Windows 7 para la MacBook Pro de la aguerrida división infantil de Vacuus Finium. Algunas almas caritativas ya están trabajando en la solución y espero que llegue pronto, ya que los bravos infantes tienen que hacer su tarea de computación de esta semana.

Postdata II Los sonidos de Vacuus Finium

La recomendación de hoy es el disco de 1974 "Rock Bottom" del músico británico Robert Wyatt. Un disco breve que contiene nueve composiciones que Wyatt canta con una voz frágil rodeada de una atmósfera melancólica de música de metales y sintetizadores. Pertenece a la categoría de "grandes álbumes perdidos" ya que es una obra de culto con pocos escuchas, aunque ganó el premio francés Grand Prix Charles Cros, que se da en ese país a la mejor grabación musical del año. Es un premio totalmente serio, en el que compiten grandes intérpretes de música culta con géneros populares. Nada que ver con la mascarada de los Grammys norteamericanos.

Robert Wyatt fue el baterista del grupo sicodélico Soft Machine, que fue la sensación en el verano de 1967 en Londres. El carismático Wyatt simplemente era una estrella a la que se le auguraba gran futuro después de abandonar al grupo que lo dio a conocer. En esos tiempos pasaba el rato con Jimi Hendrix.

Sin embargo en un giro inesperado, cayó de un quinto piso en una fiesta en la que confundió la puerta con la ventana ( así estaba la fiesta). El accidente lo confinó a una silla de ruedas el resto de su vida y "Rock Bottom" se compuso durante su convalecencia en el hospital. Es una obra conmovedora e increíblemente humana. A los que amablemente llegaron a este punto los invito a que escuchen en la liga la composición "Sea Song".

Wyatt tuvo una transformación personal después del accidente y se convirtió en un estalinista convencido y ha continuado grabando por cuarenta años, con una mezcla muy personal de jazz, rock y música popular de varias latitudes. Ha desarrollado un estilo minimalista en que su distintiva voz se acompaña normalmente por teclados, y una ligera percusión. Ha grabado temas políticos como "Guantamera", una versión de "Biko" de Peter Gabriel, así como su protesta a la guerra de las Malvinas con una versión de "Shipbuilding" de Elvis Costello. Para los curiosos sigan la liga, simplemente hiela la sangre. Esta música tiene el factor "wow".

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