No es fácil ser la empresa más valiosa del mundo, la naturaleza humana obliga a atacar al rey y buscar derrocarlo. Ya he platicado que la amorfa e implacable "fiscalía de lo cool" tiene a Apple en la mira y busca incansablemente que la realidad valide su veredicto inapelable: "Apple ya no es "cool"". Las noticias al respecto son persistentes:

Lamentablemente para estos implacables jueces, la realidad es terca y en este momento Apple está ya en un círculo virtuoso como tecnología dominante, y aunque no se percibe "chispa" en sus últimos productos, en realidad están muy lejos de haber llegado a su límite. Sin embargo, eso no implica que Apple no vea riesgos en su horizonte. El conflicto interno que terminó con la salida de su principal directivo en el desarrollo de software, solo es un síntoma, de la tensión que se vive hoy al interior de la compañía.

Esta semana se tiene oportunidad de ver los otros temores de Apple, ya que de acuerdo la regulación para las empresas públicas, tiene que presentar una clara descripción de los riesgos que percibe la compañía y que pueden ocasionar una seria disrupción de sus operaciones o interferir en la ejecución de sus planes de negocio. La información proporcionada es larga ( se puede consultar en esta liga, a partir de la página 9), pero los riesgos que percibe Apple se pueden resumir en los siguientes:

Algunas reflexiones:

Pero sin duda el mayor riesgo para Apple, es el carácter veleidoso del consumidor, que puede cambiar sus preferencias de forma casi instantánea. Hoy es evidente que han empezado a perder a la "fiscalía de lo cool", lo preocupante es cuando empiecen a perder grandes grupos de consumidores.

Esta semana que termina, se produjo una divertida e ilustrativa muestra, sobre estas deserciones de consumidores. El autor Ed Conway, hizo pública una carta que dirigió a Tim Cook, CEO de Apple, en la que articula sus quejas sobre Apple y dice que "aunque no está listo para usar Windows, no hay certidumbre de que su próximo dispositivo electrónico sea marca Apple". La carta se puede resumir en los siguientes puntos:

Solo me queda decir "I rest my case", pero antes quiero apoyarme en el filósofo español José Ortega y Gasset y citar partes de su fundamental libro "La rebelión de las masas". En él que habla del "niño mimado"o el "señorito satisfecho" como "el tipo de hombre que no quiere dar razones ni quiere tener razón". Prosigue Gasset en que este "niño mimado, compromete algo maravilloso que no ha creado y que ni siquiera sabe comprender y estimar (refiriéndose a la época que lo toca vivir)".

Termina Gasset hablando que la "abundancia y prosperidad conseguida por los principios democráticos y la ciencia occidental ha contribuido a la promoción de los "hombres masa"o "bárbaros especialistas" que porque dominan una parcela del saber hablan con petulancia y autoridad de lo que desconocen". Ahora sí: I rest my case.

Postdata I  Los sonidos de Vacuus Finium

La recomendación del fin de semana es el disco "The legendary Marvin Pontiac Greatest Hits".  Pontiac es una enigmática figura de la historia del blues, al ser hijo de una judía neoyorquina y un emigrante de Mali, que grabó un puñado de canciones ( incluidas en este disco), y se pasó la mayor parte de su vida entre instituciones penitenciarias y para enfermos mentales. Falleció golpeado por un autobús de pasajeros y durante su vida se negó a ser fotografiado, ya que pensaba que el fotógrafo robaba el alma del fotografiado. La música es un blues duro, haciendo un uso muy innovador del saxofón y que fue atesorado durante mucho tiempo por unos cuantos coleccionistas. Era el secreto mejor guardado de un grupo de iniciados.

La historia suena atractiva, sin embargo es inventada por el saxofonista John Lurie, quien buscó darle rienda suelta a sus orientación al blues y de paso burlarse de los coleccionistas que suspiramos por este tipo de "artistas malditos". Lurie normalmente se mueve en los círculos de la vanguardia neoyorquina con su grupo de jazz Lounge Lizards.

El mito del "gran artista", adelantado a su tiempo, viviendo ignorado por sus contemporáneos, cuya obra es guardada con celo por un reducido grupo de entusiastas , que la conserva para la siguiente generación es una de las más atractivas para la imaginación. 

Hay algunos casos reales que se acercan al estereotipo: el bluesista Robert Johnson, quién supuestamente vendió su alma al diablo en un cruce de caminos en el delta del Missisipi, para en realidad morir joven y envenenado por una amante despechada. También está el caso del  saxofonista Charlie Parker ( su mito lo retomó Julio Cortázar en su relato "El Perseguidor"), quién murió a la edad de 35 años de un infarto, y que fue registrado por el servicio forense como un adulto afroamericano de 65 años.

En época reciente, tenemos un ejemplo de la vida real con Sixto Rodríguez, una figura de la escena folk de principios de lo setenta, que pasó inadvertida en su tiempo y desapareció de la escena musical. Sin embargo se convirtió en una figura en África del Sur, en dónde literalmente era una leyenda, cuya imagen fue conservada por un cerrado pero ferviente grupo de aficionados. En 2012, gracias a estos aficionados se graba un documental y Rodríguez se convierte en una celebridad internacional. 

No puedo comentar más, ya que no he conseguido el disco reeditado de Rodríguez, pero en dos semanas espero hacer una expedición a Amoeba Records y subsanar esta falla.