Sin embargo, a medida que pasan las horas, el comentario comienza a verse sensato y estructurado de una forma muy inteligente, ya que es la manifestación de tensiones apenas perceptibles, entre dos grandes centros económicos, por el control de la economía moderna.

El norte de California, hogar del Silicon Valley y casi sinónimo con el avance tecnológico y económico de los últimos cincuenta años, se disputa el control de la economía moderna con Nueva York, tradicional centro del control financiero y comercial del mundo occidental. No en balde la cultura popular dice de esta última que "if you can make it here, you can make it anywhere".

Con sus universidades de primer nivel, Stanford, California Technical Institute y University of California Berkeley, Silicon Valley ha estado en el epicentro de la revolución tecnológica del último medio siglo. Se han escrito volúmenes enteros dedicados a los descubrimientos aquí producidos y a la cultura que permitió generarlos. Muchos lugares han buscado imitarlos, hasta el momento ninguno ha podido igualarlos.

En contra parte, Nueva York ha sido el centro financiero del mundo, ya que a final de cuentas el capital se encuentra ahí, y tarde o temprano aún los innovadores más radicales tenían que rendir tributo a ese poderoso caballero, llamado Don Dinero. De forma simultánea Nueva York es la capital mundial de la publicidad, el entretenimiento y el comercio.

Y estos dos polos económicos pudieron coexistir durante más de cincuenta años, y a pesar de sus diferencias culturales y alguna que otra burbuja especulativa, sus encuentros fueron mayoritariamente fructíferos. También hay que reconocerlo, ambos mundos se complementaban mutuamente de maravilla: los brillantes ingenieros del Oeste producían las revoluciones tecnológicas que llegaban al mundo financiadas por los banqueros del Este.

Los desencuentros entre ambas regiones, también han sido históricos, ya que en el Este consideran que la burbuja de las empresas punto com había sido la mejor historia jamás contada, pero eso fue hasta la burbjua de las empresas sociales. El comportamiento de Mark Zuckerberg durante la oferta pública inicial de Facebook, es un buen catálogo de los agravios y la desconfianza entre ambos mundos. 

La capucha de Mark Zuckerberg no sirvió para ocultar el aburrimiento que le produce Wall Street, quien a su vez no ha podido perdonar el agravio. La relación entre ambos polos ha cambiado, más  ahora, que mucha de la innovación tecnológica se ha alejado del hermético dominio de la física del electrón y se ha movido a cambios en el entretenimiento y el comercio,  por tanto es inevitable que se produzca un choque entre ambas partes. No está de más mencionar que el mundo publicitario, radicado principalmente en Nueva York, es el que supuestamente paga la factura de las empresas sociales.

Nueva York, tiene un plan maestro para convertir a la región en un polo de desarrollo tecnológico, que le dispute el predominio a Silicon Valley. Aunque por el momento el norte de California mantiene la supremacía total, se perciben ya algunas tendencias de cambio. Las fortalezas de Silicon Valley son:

Sin embargo el sistema está dando muestras de fatiga, y el fracaso de la oferta pública inicial de Facebook, es un símbolo muy claro del fin de una era. La nueva generación de empresas, se ve aburrida, y pareciera que es cierto aquello que alguna vez recibí vía Twitter: "las mejores mentes de esta generación son desperdiciadas pensando nuevas maneras de producir clicks en anuncios". También el fiasco de Facebook, con desplumados de primer nivel, está produciendo cambios en el mundo de la inversión de riesgo.

Ahora que nuestros supuestos innovadores tecnológicos están pisando los terrenos del comercio y el entretenimiento, se están encontrando que mucho del conocimiento avanzado en estos terrenos está en Nueva York. Esta zona tiene las siguientes características:

Yahoo se encuentra en una etapa de definición y búsqueda de una nueva identidad, y sin duda una inyección de nuevo talento le caería de maravillas. Hoy en día Yahoo, en su lugar de origen, es una gloria pasada con una masa crítica pequeña comparada con los colosos de la zona como Google y Apple, por mencionar algunas. En Nueva York serían una de las mayores empresas tecnológicas del área, con todos los beneficios que esto acarrea.

No está de más mencionar que Marissa Meyer tiene todo el glamour para ser una estrella en la difícil escena de la alta sociedad ( ¿zoociedad?, Mafalda dixit) neoyorquina y sin duda tiene mayor coeficiente intelectual que varias generaciones Trump, sumadas.

El modelo actual de Silicon Valley de crear empresas que buscan millones de suscriptores sin modelos de generación de ingresos más allá de la publicidad, ha llegado a su fin. Aparte de los inversionistas desplumados, me parece que ha dañado la percepción de una generación de emprendedores, por lo que no suena descabellado buscar una renovación en el este. No tengo duda que Silicon Valley necesita una inyección de talento,  y aunque en realidad, es prácticamente imposible una mudanza de Yahoo, la idea no es mala.