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lunes, 6 de agosto de 2012

Una bocanada de aire fresco desde el planeta Marte

Era un cuarto lleno de brillantes ingenieros y científicos, y en contra de lo que ya es costumbre, nadie estaba peleando por acciones, ni bonos y mucho menos estaban discutiendo ingeniosas formas de vender detergente y otras baratijas en Internet. Tampoco nadie peleaba por el mejor lugar debajo de los reflectores, lo cual es todavía más insólito. Y no hay que dudar, que se requieren amplios méritos para ser parte de los Jet Propulsion Laboratories en el Instituto Tecnológico de California, aquí no hay espacio para encantadores de serpientes convertidos en vendedores de espacios publicitarios, comparándose con Gutenberg. Como comentario al margen se veían más computadoras personales Apple, pero esa es otra historia.

La escena era el cuarto de comando y control de la misión Curiosity, el audaz intento de la NASA por colocar un vehículo de una tonelada en la superficie de Marte, para realizar búsqueda de vestigios de vida en ese planeta. Ayer era un día clave en el plan del proyecto: un vehículo de una tonelada llegaría a la superficie del planeta rojo.

Lo más asombroso, es que como sociedad hayamos perdido la capacidad de asombrarnos ante una hazaña tecnológica de esta naturaleza. Mandar un vehículo a través del espacio, a un planeta desconocido, colocarlo en la superficie y empezar a controlarlo a distancia es casi milagroso y es un testimonio elocuente de hasta donde ha llegado nuestro desarrollo tecnológico. El vehículo ya empezó a mandar las primeras imágenes y resulta emocionante verlas.

La exploración espacial es una práctica que ha perdido glamour en los últimos años, y no es un atracción mediática digna de la civilización del espectáculo. Pero hay para hay una generación para la que la exploración espacial mantiene un lugar muy especial en su corazón, y el día de ayer Twitter estaba lleno de los mensajes de varias figuras del mundo tecnológico y algunos allegados espirituales. El día de ayer William Gibson, padre de la literatura cyberpunk y un futuro distópico, mantenía el mismo interés que su contemporáneo Bruce Sterling, quienes estaban hermanados con Jeff Bezos de Amazon y Richard Branson de Virgin y Elan Musk de los autos eléctricos Tesla. Estos últimos emprendedores están arriesgando parte de sus fortunas personales buscando los viajes espaciales privados.

En mi opinión el evento merecía más atención mediática. Me encuentro de vacaciones, y el día de ayer me encontraba en el bar del hotel revisando Internet y buscando temas para comentar durante la semana rodeado de televisiones con resúmenes de los juegos olímpicos. Sino hubiera estado conectado no habría sido testigo de tan importante suceso. 

Vía los comentarios de Twitter mi atención se fue hacia la transmisión en directo del evento, soy de la misma generación con el corazón suspirando por la exploración espacial. Y vaya que había drama, ya que una vez ingresando a la atmósfera marciana, iba a existir un período de incomunicación de siete minutos, denominado los "7 minutos de terror". Al final de este período solo había dos posibilidades: un éxito en la misión o la destrucción de 2.5 billones de dólares ( Microsoft pierde más buscando competir con Google y sin dar mucho espectáculo, pero esa es otra historia).

Felizmente la misión ha sido un éxito, y en realidad este se debe medir más allá de los hallazgos en Marte. Proyectos de esta envergadura, permiten grandes avances tecnológicos, que irremediablemente tendrán un impacto en el mundo industrial y del consumidor. Este tipo de proyectos van más allá de las limitaciones que puede tener una orientación  a las utilidades. Si unimos la misión Curiosity con la búsqueda del Bosón de Higgs en el CERN europeo, solo podemos maravillarnos del avance tecnológico de los últimos tiempos, es una época inmejorable para hacer ciencia. Algunas reflexiones:


  • Estos grandes avances son fruto de la cooperación internacional y prácticamente se necesita talento a nivel global, en una actitud de colaboración para obtener estos resultados. En las empresas es muy difícil pensar en que las mejores ideas se produzcan en un sola localidad.
  • Es más fácil enviar fotografía desde la superficie del planeta Marte, que obtener una buena conexión en la red 3G de la compañía Telcel, lo cual demuestra que el mayor obstáculo para la buena ingeniería es la avaricia desbordada. La mayor fortuna del mundo está ligada al peor servicio de la galaxia.
  • No van a faltar las voces de gimientes diciendo que se debe evitar el hambre en África o los recortes presupuestales europeos en lugar de realizar búsquedas de algo que el 99% de la humanidad no entiende o de visitar el espacio exterior. En lo personal creo que este tipo de inversiones públicas tienen un verdadero carácter estratégico, esto si lo van a agradecer las futuras generaciones.
  • Creo que precisamente en un mundo rodeado de pesimismo sobre las posibilidades de los grandes proyectos públicos, el éxito de una misión a Marte es una inyección formidable de entusiasmo y fe.
  • Es emocionante pensar que hay algunos niños y adolescentes, en varios lugares del mundo, que hoy empezaron a soñar con viajar al espacio y llegar más allá de Marte. De aquí saldrán las innovaciones de la siguiente generación.
  • Por si existía duda, los medios tradicionales de comunicación, quedaron desbordados por los nuevos mecanismos de comunicación. Fue posible seguir el evento a través de Internet, en donde por cierto la NASA no tuvo problemas para atender a millones de internautas, y los mejores comentarios estuvieron en Twitter.

Seguí la llegada del Curiosity a través de Internet, y simplemente el bar se fue vaciando y llegamos a la hora maldita en que debe cerrar (Joaquín Sabina dixit). No pude hacer las reservas suficientes de whiskey para aguantar los terribles "7 minutos de terror" y brindar en honor de la misión, pero a pesar de la sequía la emoción fue única y por un tiempo me volví a pensar que la tecnología es para algo más que vender detergente a través de las redes sociales. En un mundo justo, Mark Zuckerberg se comería los pantaloncillos de los científicos del Jet Propulsion Laboratory.

Postdata I Nota sobre la exploración espacial y la solución de los problemas mundanos

La continua disputa de la inversión pública en ciencia en contra de la solución de problemas mundanos no es nueva. Esta liga incluye la respuesta de la NASA a la pregunta de una monja de Zambia, acerca de la importancia de viajar al espacio y no resolver el hambre de los niños. Elocuente sin duda y como nota es del año de 1970.

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