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domingo, 4 de diciembre de 2011

El fantasma de épocas pasadas y sus nuevas advertencias

En medio de un fin de semana con pocas noticias relevantes en el mundo de la tecnología, una nota interesante está perdida en las páginas de tecnología del NY Times, titulada "Cómo el Internet está destruyendo todo". La nota comenta un libro de David Weinberger en la que la principal tesis es que el exceso de información en Internet está contribuyendo a la degradación de la cultura y que varias instituciones culturales como las universidades, las editoriales y la prensa escrita, van por el camino de la industria musical.  El tema no es exactamente original, ya otros autores lo han tocado con mucho tino, y en realidad creo que en principio tienen razón. Lo novedoso es que Weinberger es uno de los autores de un libro que advirtió desde el año 2000 los cambios que traería Internet en el mundo de los negocios. En su tiempo "The Cluetrain Manifesto", fue muy comentado y bien recibido. Presentado como un manifiesto más propio de artistas o partidos políticos, el libro presenta 95 puntos, que serán desarrollados a lo largo del libro y más o menos la historia de resume en que Internet está cambiando la relación entre consumidores y vendedores, creando nuevas estructuras sociales ( visto en retrospectiva, suena profético) y que solo aquellas empresas que pudieran adaptarse tendrían posibilidad de sobrevivir. Como muestra van algunos de los puntos del manifiesto (para los interesados se incluyen completos en la liga):

  1. Los mercados consisten de seres humanos, no sectores demográficos.
  2. Internet es permitiendo la existencia de conversaciones entre seres humanos que simplemente no eran posibles en la época de los medios masivos de comunicación.
  3. Los hipervínculos subvierten a la jerarquía.
  4. Los mercados se están haciendo más inteligentes, más informados, más organizados. La participación en un mercado conectado cambia de forma profunda a las personas.
  5. No existen secretos. Los mercados conectados saben más que las compañías sobre sus productos. Y no importa si las noticias son buenas o malas, se las dicen a todos.
  6. En unos años, la actual voz homogeneizada de los negocios, declaración de visión, folletos, se va ver tan rebuscada y artificial como el lenguaje de una corte francesa del siglo XVIII.
  7. Las Relaciones Públicas no se relacionan con el público. Las compañías están horrorizadas de sus mercados.
  8. El día de hoy los organigramas son con hipervínculos, no con jerarquía. El respeto al saber hacer práctico supera al respeto a una autoridad abstracta.
  9. Somos inmunes a los anuncios. Simplemente olvídenlos.
  10. Nuestra lealtad es co nosotros mismos, nuestros amigos, nuestros aliados y amigos, inclusive con nuestros compañerks de pelea. Las compañías que no sepan entrar en este mundo, no tienen futuro.
  11. Estamos despertando y conectándonos uno con otro, Estamos observando. Pero no estamos esperando.


Viéndolo en retrospectiva ( a toro pasado, todos somos toreros), las sentencias del manifiesto suenan muy proféticas. En realidad el libro parece una colección de mensajes cifrados de un culto californiano, mezclados con el reglamento de una clínica de desintoxicación y en su tiempo me pareció algo exagerado y difícil de leer. En el invierno del año 2000 de nuestro Señor, estaba yo preparando mi tesis para la Maestría en Administración que cifró sobre disrupción de mercados e innovación. Con ese fin hice una gran compra de los libros sobre el tema que estaban de moda en ese tiempo. En esa época conocí a Clayton Christensen, a John Hagel, a Hal Varian, entre otros y en medio de la compra llegó el "Cluetrain Manifesto". Con disciplina monacal, leí el libro pero realmente me costó mucho trabajo conectar con el tema central y pasó a mi archivo de memoria hasta la nota de hoy en el New York Times. Algunas reflexiones:


  • Revisando los principales puntos del manifiesto, me parece sorprendente lo premonitorios que resultaron. Verdaderamente el mundo de los negocios, cualquier negocio, se ha transformado radicalmente en los últimos 10 años. Si tenemos consumidores altamente informados y la lealtad es cuestión del pasado.
  • Un juego interesante es pensar en grandes corporativos y pensar cuales no se adaptan a estas reglas todavía. Mi pequeña lista incluye a varios grandes.
  • Como parte del mismo ejercicio, estuve revisando algunos volúmenes de mi biblioteca y realmente abundan los títulos que no aguantan una revisión mínima. Por ejemplo: "La Revolución de la Riqueza"de Alvin Toffler, en la que se predice el surgimiento de una clase acomodada y extensa a nivel mundial. Sería curioso que el Sr. Toffler explique sus tesis en un campamento de Occupy Wall Street.


Uno de los lugares más comunes de nuestra época es hablar del cambio acelerado y la forma en que el conocimiento humano ha crecido más en los últimos 25 años que en los previos 5,000. Regresando al libro de Weinberger, ¿será que nos tocará ser testigos de varias épocas? ¿Platicaremos a nuestros nietos que como vivimos un Renacimiento y el hundimiento y el surgimiento una nueva Edad Media?

Postdata I ¿Que tenía yo en mente en el 2000?

Marcado con un separador de página y color amarillo, tengo una inconfudible liga a al  el último párrafo de la página 168:

¿Cómo vamos a saber que es basura en la Red y que tiene credibilidad? ¿Cómo vamos evitar ser engañados por cualquiera que tenga una buena historia y una dirección de Internet? ¿ Cuáles serán los nuevos criterios y nuevas marcas de autencidad?  Estas preguntas expresan el des o profundo de alguien que se haga cargo de nuestro conocimiento. Queremos expertos y autoridades, así como anhelamos más a los censores que al sexo, anhelamos más la certidumbre que la libertad.

No recuerdo porque tanto énfasis. Día de campo para mi sicoanalista.


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