Uno de los grandes retos que enfrenta la industria tecnológica en Estados Unidos, es la escasez de talento humano. Los contratación de ingenieros y programadores prácticamente no se detiene nunca, de hecho la élite de la profesión tiene salarios de seis cifras y la garantía de movilidad laboral continua y las universidades norteamericanas no están graduando un número suficiente de ingenieros. Uno de los grandes secretos de la competitividad norteamericana está en la atracción que hacen sus universidades de talento internacional, y sobran los ejemplos de grandes innovadores no nacidos en Estados Unidos: Andy Groves de Intel y  Sergei Brin de Google son algunos de los ejemplos más publicitados, pero prácticamente no se puede concebir a Silicon Valley sin pensar en una mezcla de nacionalidades. No tengo duda que la diversidad cultural es uno de los ingredientes únicos de la región y uno de los grandes diferenciadores con respecto a las copias que han surgido en el mundo. La movilidad internacional de la fuerza de trabajo es esencial en la industria de alta tecnología.

No es un secreto que en los Estados Unidos se han desarrollado sentimientos anti inmigrantes desde hace mucho tiempo y que se ha ido erigiendo un bizantino sistema legal que inhibe la inmigración en general y no ha habido forma de crear una excepción para las industrias tecnológicas. Una de las peticiones continuas de los grandes barones de las industrias tecnológicas para los candidatos presidenciales es la simplificación `e los trámites de inmigración para los trabajadores del conocimiento. Hasta el momento sus peticiones han caído en oídos sordos.

Pero definitivamente Silicon Valley no es un lugar que se achique ante los problemas y trasciende este fin de semana una idea ingeniosa, y en mi opinión bastante bizarra, para buscar paliar el problema que enfrentan las industrias tecnológicas para la atracción de talento internacional. Una grupo de emprendedores, denominados BlueSeed, anuncia su intención de construir una fortaleza marina en aguas internacionales afuera de San Francisco, para albergar emprendedores y talento internacional conectado con Silicon Valley. Bajo este concepto compañías de origen no norteamericano que inician sus operaciones se pueden beneficiar de la cercanía con Silicon Valley sin enfrentar problemas legales. Esta complejo marino tendría comunicaciones de alto nivel, espacios para vivir y trabajar y medios de transporte a la costa para reuniones con inversionistas y posibles socios. Aunque los emprendedores se encuentran buscando financiamiento, la idea ha sido bien recibida y es probable que la veamos materializada pronto. Para atenuar costos están buscando un crucero usado en el mercado, mismo que sería reacondicionado y anclado a 12 millas de la costa de San Francisco. Algunas reflexiones:

Sin duda la necesidad es la madre de la invención y en este caso se propone una idea novedosa ante una limitación legal y política que difícilmente va a cambiar en el corto plazo. Creo que todavía falta saber como van a resolver algunas situaciones prácticas.

Posdata I Sobre el origen y causas de Anonymous

Interesante investigación de la Universidad de Nueva York sobre el origen y sociología de Anonymous, como recomendación de lectura para fin de año.