He comentado ampliamente sobre la propuesta de ley SOPA (Stop Online Piracy Act) del Congreso Estadounidense, que es básicamente una ley hecha bajo encargo, generosamente remunerado, por el complejo hollywoodense del entretenimiento. El proyecto de ley busca responsabilizar a los prestadores de servicio de Internet de vigilar que los contenidos que se encuentran en sus medios, cumplan con los pagos por derechos autorales y también permite el cierre inmediato de páginas de Internet, consideradas sospechosas. El proyecto ha sido rechazado de manera muy notoria por la industria de Internet y diferentes organizaciones de protección a los consumidores y de momento duerme el sueño de los injustos en el Congreso americano, ya que el intento de hacer un albazo legislativo fracasó de forma muy notoria.

Sin embargo los ciudadanos españoles fueron sorprendidos por el nuevo gobierno de Mariano Rajoy, quien aprovechó las fiestas de fin de año para dar los pasos finales para aprobar una ley (denominada Ley Sinde en "honor" a la antigua ministra de cultura Ángeles González-Sinde), con sorprendentes coincidencias con la ley SOPA. 

La referida Ley Sinde se había venido trabajando desde 2009 y en sus inicios contó con el abierto apoyo de la comunidad creadora española. Sin embargo el proceso de revisión y aprobación de la Ley fue muy tortuoso y a parte del rechazo de la comunidad, provocó divisiones entre los mismos impulsores. Al final, quedaba pendiente la aprobación del Reglamento de dicha Ley, acción que no fue llevada a conclusión por el gobierno de Rodríguez Zapatero, metido ya en bretes electorales y espantado por la virulenta reacción de la comunidad en línea.

Ahora lo preocupante es que detrás de esta súbita aprobación, están las presiones realizadas por el gobierno de Estados Unidos, de acuerdo a lo publicado por el diario español El País. De forma nada velada el embajador norteamericano regaño a Rodríguez Zapatero y amenazó con poner a España en la lista de países "pirata", con la compañía nada agradable de Brasil, China, Rusia y México, lugares en donde el contenido ilegal representa el 90% del mercado.

Algunas reflexiones:

Como una forma de justicia poética, se publican las cifras de la industria cinematográfica en Estados Unidos correspondientes a 2011, y se mantiene una clara tendencia de disminución de asistentes a las salas de exhibición y una disminución de ingresos. Al paso que llevan, van a necesitar una ley que haga obligatorio ir al cine. Son muy claros los síntomas de transformación de esta industria, pero ese tema lo voy a cubrir a detalle en otra nota, ya que son sorprendentes las similitudes con la desintermediación de la industria musical.