Se publica una nota hoy que implica una derrota pequeña pero significativa para el complejo industrial de entretenimiento estadounidense en su cruzada mundial de establecer reglas restrictivas en la utilización personal de sus productos, aunque hayan sido adquiridos legalmente.

En Inglaterra se refrenda el derecho que tienen los particulares que hayan adquirido un producto cultural (película, disco, libro o imagen) pueden hacer una copia para uso privado, con la restricción de no compartirlo o venderlo. Esto que suena evidente y ha sido legal en los últimos 30 años en el mundo libre, está bajo ataque por una amplia iniciativa por parte de los abogados del complejo industrial de entretinimiento a nivel mundial. Hasta ahora han tenido éxitos muy parciales y el anuncio inglés constituye un fuerte contratiempo.

Como parte de esta cruzada se busca crear la obligación de los proveedores de servicios de Internet de suspender las cuentas de los usuarios sospechosos de hacer descargas de productos entretenimiento. También buscan pasarle la responsabilidad a los proveedores de servicios de hospedaje la obligación de apagar los sitios de Internet sospechosos de almacenar contenidos de entretenimiento sin permiso. Evidentemente buscan socializar la protección de sus utilidades, al tiempo que estas siguen siendo privadas.

Si bien la ley inglesa respeta los derechos de propiedad intelectual, no crea el estado policiaco persecutorio que buscan desesperadamente las compañías estadounidenses extender de forma global.

Este pequeño anuncio no es bajo ninguna circunstancia una victoria para la desintermediación de la industria, pero hechos como este sirven para impulsar la sensatez entre las diferentes partes.